Hoy el mundo se levantó con la terrible noticia de la muerte de 50 personas y más de 53 heridos en un ataque lleno de odio en una discoteca en la ciudad de Orlando, Florida. Un joven de 29 años decidió disparar a todo el que se encontró de frente en el club nocturno porque supuestamente se había sentido ofendido porque según revelara su padre vió una pareja de hombres besándose en la ciudad de Miami. Hemos aprendido desde pequeños que un beso se supone que sea una expresión de amor entre dos personas que se aman. Una madre besa a sus hijos, un hijo besa a sus padres, saludamos a nuestros seres apreciados con un beso, y una pareja que se ama sella su amor con un beso. ¿Cómo es posible que un acto humano que ha sido considerado como una expresión de amor pueda adquirir otro signficado cuando ocurre entre dos personas del mismo sexo? ¿Cuál es la diferencia del acto? ¿Por qué a personas como el asesino de Orlando no lo ofende cuando un hombre y una mujer unen sus labios pero el odio se apoderó de su corazón cuando lo hicieron dos hombres? ¿Acaso no es igual la unión de labios de una mujer y un hombre que la de dos hombres o dos mujeres que se aman? ¿Cuál es realmente la diferencia y por qué puede generar tanto odio y violencia? Hace 29 años atrás Omar Mateen era solamente un niño, era una esponja ávida de conocimientos de lo que era el mundo que lo rodeaba. Omar aprendió a comer, aprendió a caminar, aprendió a hablar, aprendió a leer y a escribir y aprendió a odiar. Ningún niño nace odiando. De hecho, nos encargamos de enseñarlos a amar al prójimo, o nos podemos encargar de enseñarlos a odiar a todos aquellos que sean diferentes a él o ella. Un padre y una madre en el hogar pueden decidir enseñarle a su hijo a amar al prójimo o pueden optar por enseñarle que los homosexuales son malos, pueden ser motivo de burla, o son inferiores. Una comunidad puede enseñarle a los niños a respetar y aceptar a todos los miembros de esa comunidad, o puede decidir aislar, señalar y aplaudir a aquellos que atacan a los homosexuales. Un maestro puede decidir aclararle a un estudiante que rechaza o se burla de otro por ser o parecer gay que todos los seres humanos merecemos respeto, o puede optar por hacerse de la vista larga u obligar al que es víctima de la burla o el ataque a que cambie porque es su culpa con su conducta que los demás se burlen de él y lo ataquen. Los medios puede mostrarnos una imagen digna de la comunidad LGBTT o por otro lado pueden fomentar la burla, el irrespeto y la violencia verbal y física hacia este sector de la sociedad. Una Iglesia puede enfocarse en predicar el amor al prójimo sobre todas las cosas, o puede dar mayor valor a los pasajes de sus libros sagrados donde incitan hacia la violencia y la muerte de homosexuales. Un gobierno y sus políticos puede optar por legislar en pro de la defensa de los derechos de los homosexuales como el del resto de los ciudadanos, o puede ceder ante presiones de grupos fundamentalistas religiosos y promover leyes que discriminen y dejen desprotegidos a la comunidad LGBTT de los derechos que disfruta el resto de la sociedad. Hoy siento mucho dolor en el corazón, siento mucha frustración y a la misma vez siento mucho coraje al ver como fueron arrebatadas tantas vidas que podían haber sido productivas, tantas vidas que tenían valor, tantos seres que eran amados por otros y que amaban a muchos otros. Hoy no voy a dejar que el coraje me cegue aunque tengo que admitir que soy humano y es muy difícil controlar la ira que me provoca un acto como este. Hoy voy a hablar desde el amor, voy a apelar al amor y la razón. Reflexionemos un solo momento sobre lo sucedido en Orlando. Es muy sencillo y a la vez cómodo adjudicar lo sucedido al ISIS o al extremismo musulmán. Quizás esa esa la manera más sencilla de alejar la responsabilidad de lo sucedido de mi lado. Todos pertenecemos a esta sociedad, y quizás muchos de nosotros hemos optado en algún momento de nuesta vida en fomentar, validar y en muchas ocasiones practicar conductas que redundan en una deshumanización y la demonización de la comunidad LGBTT que son el terreno fértil para que sigan creciendo niños llenos de odio hacia los gays que eventualmente se van a convertir en hombres y mujeres que pueden cometer actos como el sucedido en la Florida. Hoy fueron 50 hijos, 50 hermanos, 50 tios, 50 vecinos, 50 padres, 50 amigos, que perdieron la vida porque tú y yo por acción o inacción validamos el odio hacia la comunidad LGBTT. Hoy fueron estos seres humanos, pero quizás mañana puedan ser los míos. Se nos hace difícil ponerle rostros a esas víctimas porque no las conocemos, se nos hace más facil buscar excusas por las que los mataron; «si hubiesen estado en sus casas no les hubiese pasado», «es que se meten en esos sitios peligrosos», «es que estaban el el pecado». ¿Acaso no mataron en Charleston en una iglesia a 9 personas por ser negras? ¿Es que las personas no tienen derecho a vivir una vida normal, sin miedo y sin sentirse vulnerables a la violencia por ser homosexuales o por ser negros? Te invito a que reflexiones cuántas veces tú has contribuido a que esta conducta de odio y rechazo hacia la comunidad LGBTT siga creciendo y llegue hasta las mentes enfermas como la de Omar Mateen y culminen con una tragedia como esta. Ya sea por acción o por inacción, todo tenemos las manos machadas de sangre. «No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo más que me preocupa es el silencio de los buenos.» Martin Luther King. 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